martes, 28 de octubre de 2008

La fiebre

La fiebre nunca nos abandonó, nos acostumbramos a vivir con ella.

¿Te acuerdas?

A Priscila Nuñez

Un huevito se abrió de noche en un sillón abandonado, desde adentro salieron miles de mariposas multicolores que con su fugaz aleteo desgranaban las mas hermosas melodías, que musicalizaban un beso nervioso.
Entre las miradas de la gente una voz tartamudeante decía “volveré”, mientras unos labios agujerados saboreaban lo salado de una lagrima, en una feria artesanal.
Un gato y una gata despertaron en un tejado lejano, se contaron sus sueños, luego miraron las estrellas, como en algún dibujo pintado por una bella mujer de ojitos diáfanos, mientras un hombre de morena y reseca piel soñaba con soñar un sueño hecho realidad, con un amor de color iris, o infinito, como las galaxias.

Carbón (declaración de guerra a un pelado machista)

Carbón, Ca rb ón, Ca br ón, Cabrón.
Así como evolucionan las palabras,
Como evoluciona el sentido.
¿Ve usted la similitud rojo carbón cabrón maricon?
No le pido que haga lo mismo,
Se le será imposible.
¡raf raf raf! (Lo imito).
Perro maricon.

A mi niña nadie le grita,
Nadie le ladra a mi niña,
Machito cuchillero.

Vuelva a hacerlo,
O tan solo piénselo,
Y se encontrara Con un anarco-pistolero.

No se de donde salió

Los colores amargos que salen de su cabeza
Gritan, lloran sufren en una sala de hospital,
Esta cansado, ya esta harta de ocultar los papeles de alguna clínica,
Se acopla su garganta cuando se mira al espejo,
Terror, menos una T,
Su casa se quema de amor, mientras
El duerme para siempre.

Te preguntas con qué hay que limpiar
La suciedad que dejaste
Entre tantos edificios te perdiste
Perdiste la cabeza entre tantas calles
Entre tanto mareo, entre tanto vomitado dinero,
Que costea puros encogidos de frío.

Esta preocupada, el mundo ya no lo ve igual.
Nadie la va a visitar a su nueva casita de acero,
Rodeada de nubes rosas.

Antes de partir ella contempla el paisaje desde un alto cerro.
Nadie a su lado le dice lo que debe hacer.
Nadie esta ahí, nadie la ve.

Nadie puede destrozar sus manos
Respira por última vez, antes de arrojarse al negro vacío
Que la respiración de su amado le proporcionaba en su oreja calida.

Duelo

Que vergüenza, mírate, ahí, tirado, como un cerdo bañándose en el barro, llorando e implorando bajo la lluvia, como yo hace dos semanas.
¿Eres zurdo?, ¿no?, que pena, porque morirás, este no es cualquier duelo.
¿Haz estado en mi población?, allí quien reta al duelo elige que mano quiere amarrar a la de su contrincante. Yo elijo la izquierda, anudada a tu derecha. La verdad lo del duelo es solo una excusa para matarte, pues, yo llevo un puñal tres veces más grande que el tuyo, y se encuentra afilado y condimentado con ajo. Obviamente el tuyo no tiene filo.

Noche

No, no me digas nada, no quiero verte llorar, ni pedirme perdón.
La noche es larga, y ya habrá tiempo para enmendar nuestros errores. Algunos garrafales otros no tanto, pero errores a final de cuentas.

Paralelo

La diferencia entre tu y yo es que a ti te mueve una vana y delirante curiosidad, a mi me mueve la ira.
La diferencia entre tu y yo es que tu eres la causa, yo la consecuencia del problema.
La diferencia entre tu y yo está en que tu haz escuchado los rumores, yo los he vivido en carne propia.
Así de simple.

Cuando el cielo lloró

¿Recuerdas la ocasión en que te comente mi conexión con el cielo?.
Nuevamente lo comprobé, esa mañana que desperté a tu lado después de haber llorado la noche entera, el cielo estaba nubladísimo, como hace mucho no lo estaba. ¿No te percataste? Había una leve llovizna, nos despedimos entre lagrimas, eso si lo debes recordar.
De regreso a mi casa me sentí más solo que nunca. La verdad no tenía con quien hablar.
El cielo siguió nublado. Hasta que me di cuenta que el error había sido mío y decidí mejorar las cosas.

Siniestra

En un barrio que tú nunca verás llora una niña en un rinconcito de un roto corazón,
Sus lagrimas de tornan de azúcar antes de que el viento se las lleve lejos, sus ojos brillan como las estrellas de una fría noche perdida en medio de una galaxia cualquiera.

Una bella melodía entra por su nariz y sale por sus ojitos que se tornan de cristal irrompible. Porque las penas se acabaron cuando un pájaro bajo desde la montaña.

Una casa abandonada, sin embargo extraña aquel final de película, y llora melancólica, se llena de telarañas antes de caerse a pedazos durante un terremoto que no se ve pero se siente en el aire.