lunes, 24 de noviembre de 2008

Cielo a cien

-Papi, ¿cuántos metros hay de aquí al cielo?
-Todos y ninguno m’hijita.
La niña dibujó en su rostro una tierna expresión de duda.
-El cielo no existe, m’hijita, es sólo el reflejo de nuestros ojos, sólo eso.

E.C.O.S.

¿Y eso?
Son sólo susurros de un ruido obsoleto, decadente, extinto, muerto.
Nada mas que eso, sólo susurros.

Triunfo tipo

Descartó de sus opciones la escalera mecánica, “es muy lenta esta huevá”, pensó, y prefirió la otra. Y subiendo los escalones de dos en dos, con la mano bien agarrada al pasamanos (para prevenir cualquier accidente, “hombre precavido vale por dos”), nuestro hombre normal, el oficinista de terno y corbata, el hombre más normal de la ciudad (por convención social) llegó primero a la línea 4A de la combinación de la cisterna.
“¡Bien!”, celebró cual jugador que celebra un gol, se sintió realizado, llegó primero, ¡Ganó! Por primera vez en su monótona vida normal.

Casi como en dictadura

Un grito crónico silenciado por el vacío. Una herida en su piel oscura, un terremoto en sus venas y cin(sin)cuenta ordenanzas dictadas por un altoparlante.

Sobre soñar finales

Soñé que vivía, que moría viviendo un final, soñé que finalizaba mi agonía, soñé que moría.
Soñé que hundía mi mano en tu pecho y te arrancaba el corazón.

Dios del caño

Cuatro caños de acero inoxidable me rodeaban, eran sólo cuatro, no había de qué preocuparse, sólo cuatro caños.
Me relajé, respiré hondo, entonces se vinieron sobre mí.

Cuca

A David

Aturdido observé mis zapatillas mojadas por un largo rato, aturdido y con la espalda adolorida, “está hecha pebre”, pensé.
Mi compañero miraba taciturno la superficie metálica sobre la que estábamos sentados. Entonces el vehiculo se puso en marcha.
Pasó aproximadamente una hora, ahí adentro se hacen mil, y se abrieron las puertas de la cuca. Nos bajaron a palos.
Al bajar se me salió una de mis zapatillas, ¡Qué difícil es caminar cuando estas se encuentran sin cordones!
Ningún paco la recogió.

El ojo (te ve)

Te ofrecen/entregan “seguridad”, a cambio de libertad.
¿Seguridad según quien?, ¿Libertad para quien?
He ahí el/los dilema/s.

jueves, 13 de noviembre de 2008

BIP

Hoy protestan, mañana estarán dóciles y las viejas llevarán la BIP colgando del cuello.

Violeta

Violeta era su nombre, no se confunda, esto no es una historia de amor, es más bien una de terror.
Me miró con sus ojos diáfanos y entristecidos, cristalinos como una solitaria gota de agua sobre el pavimento de su piel, ¿Qué mas terrorífico que eso?
Después de liderar una gran batalla contra ella misma (creo yo), entre la duda y no se que mas, hizo un ultimo esfuerzo y de su garganta liberó un leve sonidito. “quiero que volvamos a intentarlo, que volvamos a empezar”, me dijo con su voz degradante y angustiosa, no esperó respuesta.
Allí estábamos, en medio de aquella plaza por nosotros elegida como nuestro habitual punto de encuentro, entre una débil lluvia de hojas secas. Me toma de la mano para llevarme con ella al mismo infierno.
Le hice el quite, me levanté de la raída banca y corrí sin rumbo por callejuelas abandonadas en una tarde de otoño, se levantó ella también, y, antes de que me alejara, me observó a la distancia y rompió en un llanto amargo.
¡Qué miedo!, ¡Qué susto me llevé!
Corrí despavorido, mas alternativa no tenía.

Caballero Barato*

Tristemente el hombre entraba en el umbral de una vejez exacerbada, casi fuera de si.
Aquél hombre que de pequeño veía en la feria libre, aquel hombre sonriente, “el caballero barato”*
Pobre hombre, nunca creí llegar a verlo así, tan cagado, tan vetusto, tan cano, tan añoso, tan cansado, tan próximo a convertir estas apresuradas líneas en una incompleta elegía.


*El sobrenombre se debía al bajo precio al que vendía sus productos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Ya es tarde.

Las estrellas nos siguen gritando (como un DT furioso a sus incompetentes jugadores), nosotros/as seguiremos llorando, y envidiando su lejanía de la civilización maldita.

Culteranista elitista de cartón (Declaración de guerra a un hombre carente de llama)

Ridículas tus palabras, patético tu estúpido miedo a caer.
Grotescas nuestras diferencias, ridículas tus palabras.
Chocarrero tu vano cantinfleo, vano tu complejillo.
Insustancial tu buena educación, banales tus mentiras.
Fútiles tus engaños, imposibles tus objetivos.
Vasta tu sapiencia, pero estúpida tu falta de pertinencia
Grotescas nuestras diferencias, ridículas tus palabras.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.
Patético.

Miedo

El problema está en que no te atreves a cruzar la línea,
Tienes tanto miedo de abrir la jaula de las bestias,
No podrás jamás parar este proceso,
Y los rascacielos se seguirán construyendo.

¿En que momento mutilaron tus alas?
¿En que momento te hicieron vomitar tanta sangre?
¿En que momento caíste que no te diste cuenta?
¿En que momento fue que te azotaron en el suelo?


El miedo te botó los dientes,
Tu temor legitimó su vano poder,
Les diste el derecho de rasgar tu piel,
Les diste la autoridad, la lapidosa autoridad
De robar nuestras vidas y convertirlas en grotescos monigotes de papel.
Tu miedo fue la pluma con la que codificaron nuestro fin.

Ratas (Canción)

Pensamientos que las gaviotas hambrientas extraen de los basurales,
Ideas que identifican a las masas descabezadas
Que reemplazan su ausencia de extremidades con un televisor.
Dedos inservibles, muertos, y extirpados con un billete nuevo.

Un violín rosado se tiró al mapocho,
Dios no fue más grande que sus problemas,
No tenía cuerdas, tampoco clavijero,
Se las cortó una hiena burlesca que vestía terno y corbata.

Una nube negra descansa sobre la ciudad,
Un aroma aflores marchitas expele el alcantarillado,
Un manto de indiferencia cubrió las casas de sus familias perfectas,
De casas sin techo, sin muebles y sin suelo.

Un corazón ha emergido desde el fondo de la tierra,
Se hizo pedazos cuando un paco le disparó,
Se convirtió en mierda cuando un cura le dio su bendición.

¿Qué sabes tú de hablarle a los muros helados?
¿Qué sabes tú de comer telarañas de azúcar?
¿Qué sabes tú de cantar entre ratas nerviosas?
¿Qué sabes tú de lluvia de perdigones en tus techumbres?
¿Qué sabes tú del significado de esta horrenda canción?

Vienen llegando ratas negras atraídas por la música
Que sale disparada por la boca abierta de esta guitarra,
Vienen llegando ratas, ratas, ratas, ratas.
Que no pueden llorar…
Y solo les queda callar.