viernes, 6 de marzo de 2009

II

Dicen que la otra noche llegó medio curao este viejo diablo.
-¿Aonde andáai metio?- Le regañaba su esposa
-Onde don Alfonso.
-No seai mentiroso, yo te fui a buscarte pallá, y no tabai ná, ¿de onde vení?
-Del basural
-¿Y qué andabai haciendo allá vo?
-Pero no se me ponga asi po mijita, si no andaa en ná malo
- Hacen dias que te desaparecí en la noche, anda que yo sepa que andai de lacho con la Martina
-¿Y quién es esa?
-Esa vecina nueva que llegó, la de la vuelta, dicen que es maraca, todos los viejos califas andan de lachos.
-Yo no me junto con esos viejos, son puros giles.
-¿Qué traí en esa bolsa?
-Nada, está vacía.
Cada noche el Cuero viejo se levantaba, casi como sonámbulo para encaminarse al basural, su mujer ya estaba media cachua, no se explicaba el motivo de la nocturna ausencia de su marido.
Llegó a su casa de madrugada, una de tantas madrugadas, su mujer dormía, se sacó sus zapatos de gamuza y entró en la pieza de Ernestito, lo despertó suavemente.
-Ernestito, despierta…, Ernestito.-Lo movía suavemente.
-Que pasa papá – dijo el niño sobandose los ojos.
- Encontré a tu monstruito.

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