Dibujas en tu rostro una mirada de reproche
No la soporto, tú sabes, y te lo advertí hasta el cansancio.
Te pego un cucharazo en el cerebro, para que te quede en la conciencia.
Y aguántalo, aguántalo hasta el segundo pie de cueca.
Hasta el segundo round.
Hasta la revancha del fatalito pasmoso.
domingo, 17 de agosto de 2008
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