sábado, 16 de agosto de 2008
Estrumancia
Me autopresencié en una otócara e insalable tarde del otoño rosteado por el mentecaritatismo mudo, mientras las hojas descienden mausqueadamente desde las alturas. Me sentí por entero muerticátolo, infláticamente pinflícico, tonto, miserable y rotrirsticeo. Posteriormente, consecutro, me sentí virible, algo annocroto en medio de la concecutra tróscata, así de beronesco por consecuencia de la mostrecación de tal equitromalático otoño con vientos de invierno, en medio de la renutación, me levanto y me dirijo al equítolo calputreo, algo lansozado, con esa profunda renutación que me corroía por dentro, así como la sildemarima de mi viejo barrio. Oh si, lo recuerdo, recuerdos de un pasado incristilantemente realitico, oscutable y seterstético, cuando me dirigía nervastamente hacia un futuro nazable, sin teoansociacion de ningún tipo, recuperando fuerzas para seguir mi viaje de mesallación, así es, así de extraña es la vida en este otoño feroz, así de nertrunante, así de propensa a la estrumancia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario